La Organización de Inquilinos de Cochabamba, OINCO, está en emergencia porque sus afiliadxs, debido al acatamiento de la cuarentena por la pandemia de COVID19, no han podido trabajar y así juntar el dinero para pagar alquileres. Esta situación devela otras problemáticas más profundas como la carencia de un hogar propio, de servicios básicos y el hacinamiento. Tener una casa propia es un sueño, para muchxs, lamentablemente inalcanzable. La huelga de hambre que protagonizaron recientemente sus dirigentes fue desalojada el lunes 27 de septiembre por la policía.
La organización de Inquilinos de Cochabamba, (OINCO), fue fundada en el año 2008, y se identifica como una organización abierta de análisis, reflexión y propositiva, de personas en situación de inquilinato, cuenta con más de 5000 afiliados en la ciudad de Cochabamba. Durante estos años ha trabajado en propuestas de vivienda de carácter social, implementando actividades de agroecología, parte de este trabajo se ve reflejado en la construcción de su proyecto de vivienda social denominado “Condominio Popular ecológico” donde los afiliados están involucrados autogestivamente en su construcción. La solidaridad la han expresado con la donación de verduras agroecológicas para lxs vecinxs que fueron afectados por las riadas en Tiquipaya en marzo de este año, así como para vecinxs que pasan carencias en la crisis de la pandemia del COVID 19.
La OINCO en fecha 21 de marzo de 2020, cuando iniciaba la cuarentena por la pandemia de COVID 19, presentó una propuesta de decreto al gobierno, para que las familias en situación de inquilinato puedan enfrentar todas las medidas de distanciamiento social y cuarentena obligatoria. Algunos puntos principales de la propuesta son:
- Suspensión, en todo el país, de procesos de desalojo judiciales por falta de pago de alquileres.
- Prórroga de contratos de alquileres y congelamiento de precios convenidos.
- Prohibir y sancionar los desalojos, por constituir –en el actual contexto– un atentado contra la vida humana.
- Condonación de deudas por alquiler e impuestos de viviendas, respaldada en la condonación impositiva a los arrendatarios como medida compensatoria y en base a rangos de costo de alquileres.
- Condonación de deudas por alquiler e impuestos de vivienda, locales y tiendas de comercio, servicios de expendio de comidas y artesanales, peluquerías, oficinas y otros rubros en consideración al alto porcentaje de trabajadores informales que existe a nivel nacional.
- No aplicación de intereses moratorios ni cualquier otra penalidad prevista en los contratos.
Esta propuesta ha sido respaldada por diferentes organizaciones e instituciones que trabajan el tema de hábitat y vivienda, que a nivel nacional e internacional conforman el Comité Popular del Hábitat.
Déficit habitacional: la carencia de servicios básicos y el hacinamiento
En el área periurbana de la ciudad de Cochabamba, la situación de los inquilinos es deplorable tal como lo explica Aniceto Hinojosa quien es el representante de la OINCO: “nuestra gente está viviendo de manera hacinada, en el mismo cuarto, es la cocina, es el dormitorio, la sala todo en un cuarto” a esto sumando la precariedad de las viviendas incumpliendo las condiciones de habitabilidad “hay viviendas que están sin ventanas, sin cielo raso, sin techo solo con plásticos, existe un baño para 10 inquilinos”, esta situación se complica porque además no cuentan con servicios básicos domésticos, abastecimiento de agua potable en red, alcantarillado, en algunos sectores más alejados no cuentan ni con luz y el recojo de basura, por ello nos explica Aniceto H. que es importante que las autoridades puedan trabajar en la recolección de datos fidedignos para un registro de familias en situación de inquilinato y no solo por esta pandemia sino por otras emergencias que pueda suceder a futuro.
Según la OINCO, hay un déficit habitacional en Cochabamba y el país: el 48% de la población cochabambina no tiene vivienda, y a nivel nacional la cifra es de un 47% de la población que no tiene una casa propia, Este índice elevado del déficit habitacional, nos menciona Hinojosa, se debe a la migración de campo-ciudad “gente que migra a la ciudad y que no tiene un trabajo estable, 78 % de personas con trabajo informal y un 22 % que trabaja en instituciones públicas privadas, es pequeño el sector que tiene un salario, más es gente que vive al día a día y que es gente que vive en situación de inquilinato” la mayoría de estas personas están concentradas en el área periurbana de Cochabamba.
¿Cuál es la situación del inquilinato en Cochabamba?
El inquilinato en Cochabamba y se podría decir en Bolivia, no solo está contemplado para las familias que alquilan un cuarto para vivir, sino también para aquella persona o familia que alquila tiendas, oficinas, restaurantes y talleres artesanales, para trabajar del día a día, en su mayoría pasan a ser parte del comercio informal. Estos negocios de bienes y servicios en el centro de la ciudad de Cochabamba están gastando y ahora adeudándose montos de alquiler que van desde los 350$ hasta 1500$ dólares norteamericanos, según las declaraciones del representante de la OINCO:
“los propietarios están empezando a sacar a la calle a sus inquilinos, como se está viendo en los medios de comunicación, no hay justificación para esta situación porque no estamos viviendo una situación normal, no le echamos la culpa al gobierno, pero el estado tiene la obligación de atender a la población”,
El carácter obligatorio de la cuarentena está generando una deuda ajena por alquiler que no será posible recuperar o pagar, porque muchos se han visto privados del derecho al trabajo para precautelar la salud pública.
La demanda que este sector ha hecho visible en el transcurso de la cuarentena es la condonación del total de los alquileres, mientras dure la cuarentena porque se presume que se alargará la misma sin fecha, también Hinojosa mencionó que el bono de 500 bs no alcanza para cubrir la canasta familiar, peor para pagar alquileres,
Hay vacío legal en la regulación de alquileres
En Bolivia la norma que regula el inquilinato es obsoleta, data de 1959, pese a que el 2018 el gobierno anuncio la actualización de la norma para dar seguridad jurídica al locatario (inquilino) y al arrendatario, la mayoría de los arrendatarios no emiten factura al inquilino, es decir no pagan impuestos por las ganancias generadas por el alquiler, según datos de la OINCO:
“el 80% de las casas de alquiler no está cumpliendo con su obligación de emitir factura al inquilino, nosotros estamos largados de la mano de la justicia, este sector no tiene donde ir a quejarse, no hay una autoridad competente que pueda tratar estos casos, se ha querido subsanar la ley del inquilinato anterior, la cual no se ha podido, cuando hay emergencia de riñas, peleas y agresiones está atendiendo el juzgado, después no hay otra instancia, donde ir a quejarse”
Esto menciona Hinojosa sobre la situación de conflictos de desalojo o abuso que cometen los arrendatarios en tiempos de coronavirus, estas situaciones no pueden ser solucionadas por ninguna autoridad competente por el vacío legal que se tiene, solo se recurre a una conciliatoria entre ambas partes en casos de conflictos, por ello la organización solo está registrando todos los casos de quejas, por lo menos 100 en un mes, y su único medio para poder interpelar es exponer a los arrendatarios a través de los medios de comunicación, porque la organización no tiene esas facultades legales, su competencia llega únicamente al ámbito conciliatorio.
Esta situación también está ocasionando daño psicológico a las familias y sobre todos a los hijos que están cargando emociones al ver a los padres llorar y hablar sobre estos problemas, nos explica Hinojosa, también expresa que después de la cuarentena las actividades económicas no serán llevadas con normalidad, por que las personas priorizarán su seguridad alimentaria de su familia y no así del consumo de otros bienes y servicios. En otros casos, como en El Alto, se ha dado el desalojo de ancianos en plena cuarentena, porque se ven imposibilitados de salir a trabajar y así poder pagar el monto del alquiler.
La huelga desalojada por la policía y la vigilia que continúa
La huelga de hambre que instalaron los dirigentes de OINCO en su sede desde el 22 de abril de este año, fue desalojada el 27 en la madrugada por la policía que llegó en tres camionetas, a pesar de que ellos no habían convocado a ninguna medida de presión masiva que pueda romper la cuarentena, tal como fue la acusación contra los huelguistas. Señala Hinojosa:
La huelga de hambre que cumplíamos ayer ha sido intervenido por la policía, nos han sacado de acá de nuestra sede, nos llevaron a la FELCC y después allá nos dijeron que estábamos cometiendo un delito contra la salud pública, y nos amenazaron con que nos pueden iniciar un proceso penal y que las consecuencias son más serias y que dejemos de estar en este tipo de posición, que nosotros estamos incitando a la gente a movilización, a formar grupos, cosa totalmente falso. Entonces posterior a eso, a sus hora y media o dos, no me recuerdo muy bien, la policía después de la FELCC trasladan a mi compañero de la huelga hasta su domicilio por Villa Pagador, y a mí me vuelven a traer posteriormente a la oficina, donde ya lo rompieron la huelga que estamos realizando y con esas amenazas ya no había facultades como para poder seguir en huelga, porque si han allanado el domicilio y me sacan de acá de la sede, quiere decir que si sigo en la huelga me vuelven a llevar y esta vez sí proceso. Entonces es una forma de acallar de intimidar la justa demanda que tenía la organización de inquilinos entonces nosotros hemos sacado inclusive un pronunciamiento con el respaldo del Comité Popular del Hábitat…
Hinojosa y la OINCO se han declarado en vigilia permanente, mientras están a la expectativa del proyecto de ley aprobado por la cámara de diputados el día lunes 27 de abril, que propone el 50% de condonación de alquileres, entre otras medidas. La Organización de Inquilinos analizará la norma, llamando al cuidado de la salud pero sin dejar de visibilizar la gran problemática que significa vivir en alquiler en el país, más aún en tiempos de pandemia.