*Esta es la continuación a nuestra nota “La basura y la injustica social: dos males que brotan en medio de la polarización” que sacamos tras el primer tiempo de bloqueo.
Pido a las autoridades que tienen que solucionar esto de K’ara K’ara, es muchos años, deberían solucionar las autoridades, ahora maneja el gobierno transitorio como terroristas, nosotros somos del lugar, somos personas que vivimos en el lugar”
(Vecinx de K’ara K’ara)
El desastre exponencial que vimos venir cuando la COVID-19 dejaba a los grandes países del norte global devastados, ya está acá, y en su máximo despliegue. De la manera más brutal presenciamos, todxs, como esta pandemia, además de la enfermedad, nos escupe en crudo las incoherencias e injusticias más nefastas que como sociedades humanas, con nuestros malos gobiernos y el sistema que los regula, cargamos insosteniblemente. Uno de ellos, para la ciudad de Cochabamba, es el manejo de la basura.
El agua y la basura (y sumemos el racismo), son de los detonadores más significativos de injusticia y conflictividad con los que como sociedad venimos pugnando nuestra sobrevivencia en las últimas décadas. A 20 años de la Guerra del Agua, con un gobierno delirantemente represivo, en el seno de una de las poblaciones más heridas por la polarización, con el virus y la cuarentena cercándonos hasta la asfixia y la muerte: la ebullición finalmente se ha hecho insostenible.
Vecinxs de K’ara K’ara en un acto de sobrevivencia y desobediencia han decidido movilizarse intermitentemente durante estos meses de confinamiento. Para ello cerraron el acceso al botadero de la ciudad (con el que conviven). Generando así, y una vez más, que montañas de basura, nuestra basura, se acumulen en casas y calles. Y en algunos casos para peor, comparta descomposición con cuerpos que no pudieron ser sepultados.
Es la explosión del virus con el complejo entramado local de desigualdades y negligencias estructurales que la habita.
Tres tiempos de bloqueo sostenido por lxs vecinos de K’ara K’ara durante la cuarentena:
1. Del 12 al 20 de mayo. Contra la cuarentena rígida, pidiendo elecciones y la renuncia del Ministro de Gobierno.
2. Del 9 al 12 de junio. Denunciando la escasez de agua, pidieron la aprobación de la ley de dotación de agua gratuita para la zona.
3. Del 23 de junio y hasta la fecha. Piden la liberación de tres de sus dirigentes, y suman un pliego de varios puntos.
I. LAS DEMANDAS
Es importante decir que esta movilización es la continuación actualizada de la larga lucha marginal que durante tantos años, y sin resultados, han mantenido lxs habitantes de esta periferia. Sin bien, para esta ocasión, y en un primer momento las demandas se fueron posicionando en la discusión política “oficial”, luego vimos como empezaron aterrizar en una agenda propia, con propuestas concretas de cuidado y sobrevivencia—la política profunda.
Somos conscientes que intereses de toda índole habitan cada movilización, más aun en un momento como este. Pero a nosotrxs nunca nos ha interesado comunicar-nos a partir de esas lógicas verticales y de poder: esa narrativa que despoja y encubre el tejido de base y las legítimas demandas que se generan en la lucha social, propias de las cúpulas dirigenciales corruptas y los mecanismos partidocraticos, y que en este caso se arraigan en la vida misma.
Por tanto no compatimos versiones que sostienen que por tratarse de “dirigencias loteadoras” o “prebendales” la zona merezca las intervenciones policiales y militares, y la violencia parapolicial-paramilitar que ha vivido. La problemática atraviesa estos problemas dirigenciales, pero también lo que sucede entre las miles de familias que están sufriendo una situación crítica en pandemia y con una histórica escasez de agua. Entendiendo, además, que el cuidado y la inmunidad es colectiva y por tanto nuestra sobrevivencia también depende de la otrx. ¡La cuarentena será digna para todxs, o no será!
Pliego de demandas actual:
1. Abrogación inmediata del Decreto Supremo de las clases virtuales que atenta contra los y las estudiantes de las familias de sectores populares.
2. Liberación inmediata de Lucy Escobar, Osvaldo Gareca y Remi Cañiz, presos políticos detenidos ilegalmente.
3. Cierre total del botadero de K’ara K’ara por representar un foco real de infección que atenta contra la salud pública de la población de la Zona Sur.
4. Cese inmediato de la persecución política, necesitamos la vigencia plena de los derechos humanos.
5. Rechazo a la cuarentena después del 10 de julio por no existir respuesta de las autoridades para las necesidades económicas del pueblo y de salud contra la pandemia.
6. Rechazo al entierro de cuerpos de fallecidos por COVID-19 en el cementerio de K’ara K’ara ya que no se cuenta con las condiciones necesarias.
7. Implementación de un Plan de Emergencia de apoyo a las personas que se encuentran en la economía informal y que viven del día a día.
8. Conformación de brigadas populares de médicos naturales para el tratamiento y prevención de la pandemia en la zona Sur, las mismas que harán un trabajo comunitario para combatir al coronavirus.
Es dado en la Zona Sur a los 4 días del mes de julio 2020.
Quedarse en casa
Para mayo, cuando empezaron los bloqueos, se cumplían dos meses de confinamiento. La decisión de ampliación de esta medida desesperó a la mayoría de la población que, en tanto trabajadora del día a día, la sentía insostenible. Las voces de repudio se fueron expandiendo en varios puntos del país, principalmente en la zona sur de nuestra ciudad, hasta que se hizo bloqueo en la zona. El tema de la cuarentena ha vuelto a tomar relevancia por la explosión de casos de contagio y colapso de hospitales y cementerios, pero desde ya esas bases movilizadas se han manifestado en contra, por no venir acompañada de medidas económicas y políticas de contingencia. El gran crimen que las políticas de estado que se han implementado para el confinamiento en el sur global, es que se las aplicó como paquete de un modelo que no representa ni responde a la diversa y compleja realidad que vivimos sociedades como la nuestra.
La crisis política y económica está grave, mucha gente no tenemos ni para comer, nos dejan con un olor, sin comida, sin nada. Necesitamos comer, zona K’ara K’ara estamos muriendo de hambre y al gobierno no le importa, no queremos morir de hambre”
(Vecinx de K’ara K’ara)
El agua
Todo protocolo de bioseguridad y cuidado tiene al agua como su principal aliado. Lxs vecinxs de K’ara K’ara, al igual que la mayoría de los barrios de la zona sur, acceden a ella únicamente mediante cisternas, que de forma privada hacen el traslado de vertientes de la zona norte con flujos que, pese a nunca ser continuos, se vieron gravemente reducidos durante la cuarentena, pese a que las autoridades se comprometieron, mediante el acuerdo firmado el 20 de mayo, a garantizar agua en la zona. En consecuencia, el 8 de junio se reanudaron las medidas de presión por la escasez que se vivía, pidiendo para entonces “la aprobación de la ley de dotación de agua gratuita para la zona”.
La basura
El descarte y el consumismo masivo y corrosivo, y su consecuencia inmediata, la basura, han crecido de forma exponencial con la pandemia. Todos los elementos que se usan como protocolo de cuidados, terminan en una bolsa de basura. Cochabamba tiene un botadero a cielo abierto sin ningún tipo de tratamiento de desechos sólidos, rodeado de 20 mil familias, de las cuales muchas viven de su recolección y por ende están en contacto directo con ésta. A esto se suma que EMSA, la empresa municipal encargada del saneamiento y aseo, no ha generado ningún protocolo de bioseguridad para el tratamiento de residuos de hospitales, haciendo que el botadero se convierta un foco infeccioso, elevado a mil por la situación de la pandemia.
Ahora dicen los de K’ara K’ara se están quejando ¿por qué?, nosotros estamos quejando lo que es, no queremos ser enfermos con esta basura que traen de los hospitales que nos están trayendo a nuestra zona. Ahora tienen que aguantar con la basura como nosotros hemos aguantado durante tanto tiempo. Nosotros también merecemos estar bien cuidados no que nos traigan su basura para enfermarnos nosotros. Que las autoridades nos cuiden también a nosotros, toda la pandemia están trayendo a nuestra zona”
(Vecinx de K’ara K’ara)
La histórica incapacidad de gestionar el tratamiento de la basura, como autoridades y como sociedad, y las intromisiones políticas repetidas en decenas de años, están haciendo que una vez más y de manera peligrosa, por la dura situación sanitaria que atravesamos, convivamos en medio de la acumulación de nuestros desechos, cada vez más putrefactos e infecciosos. Podríamos decir entonces, que si algo se está socializando de manera igualitaria en esta pandemia de las desigualdades es la basura expandida.
Aunque sea de manera paulatina, de una vez por todas podriamos pensar en gestionar colectivamente lo que hacemos con la basura y los desechos tóxicos que TODXS generamos. Pero resulta más sencillo focalizar en la zona sur toda la culpabilidad de este desastre. Una postura racista, no está demás decirlo, puesto que somos una sociedad atravesada por racismo, permitiendo a la vez que varios flancos tomen ventaja políticamente de la situación.
II. LA RESPUESTA ESTATAL
La estrategia de estado para enfrentar la pandemia se ha centrado en términos generales en la represión, persecución, encarcelamiento y criminalización. Encontrando en lxs movilizadxs el chivo expiatorio para encarnar y justificar su delirio represivo.
“Los autoconvocadxs” y la criminalización
“Terroristas”, “criminales”, “maleantes”, “sediciosos”, “masistas”, “manipulados”, “loteadores”, “pagadxs”, son solo algunos de los denominativos con los que se criminaliza a quienes se han autodenominado como “autoconvocadxs”.
Que el estado use estas estrategias es parte de su histórico mecanismo colonial, todxs lxs gobiernos lo hacen. Lo grave es cuando esta lógica se va internalizando en varios sectores de la sociedad, como el principio básico de la fascistización.
La mayoría de la población de K’ara K’ara llegó a la zona cerca a los 80s, cuando la gran sequía que hubo esos años generó la gran ola migracional campo-ciudad y urbanizó las periferias hasta entonces agrícolas de Cochabamba. Muchxs de los vecinxs trabajaron y trabajan hurgando y recolectando la basura, con lo cual, los altos índices de contaminación han ido corroyendo su salud. Drina Ergueta en su artículo “En K’ara K’ara hay supervivencia, no terrorismo”, señala:
En la Gaceta Médica de Bolivia, de julio de 2013, se explica que en la zona existe malnutrición, una alta natalidad, así como un alto porcentaje de abortos (…) Resalta, también, un alto nivel de enfermedades derivadas de la situación de pobreza, como depresión, cefalea, trastorno del sueño, irritabilidad, ansiedad… o sea que es gente a la que su situación precaria y de condiciones terribles les afecta. No son personas insensibles y animalizadas, como a veces se las presenta por motivaciones políticas.”
Presxs
- El 15 de mayo, junto a la represión, se detuvo a 11 personas, quienes fueron puestas a disposición del Ministerio Público y contra las que se inició un proceso por “Atentado contra la salud pública”, el cual podría acarrear una pena de hasta 10 años de cárcel.
- El 23 de junio, en una acción de la inteligencia policial, autos sin placas detuvieron a 5 dirigentes de la zona, quienes hacían diligencias para llevar eucalipto y uniformes de bioseguridad al Chapare. Tras su sorpresivo arresto los dirigentes Remy Calle y Osvaldo Gareca, y la candidata a senadora por el MAS Lucy Escóbar, fueron ilegalmente llevados a otra ciudad, La Paz, lejos de su círculo de confianza que les ayuda a gestionar su defensa. Tras el proceso judicial fueron encarcelados bajo el cargo de “Terrorismo”. Mientras los bloqueos en K’ara K’ara se radicalizaban pidiendo su liberación, Calle y Gareca, que se encontraban en el penal de San Pedro, fueron trasladados arbitrariamente a la cárcel de alta seguridad de Chonchocoro.
- El 2 de julio, “Se ejecutó un operativo relámpago y se detuvo a cinco personas que están siendo procesadas por los delitos de sedición y atentado a la salud pública, sin descartar la adjudicación de otros delitos”, informó el viceministro de Régimen Interior en conferencia de prensa, concluyendo además que “cualquier persona que intente bloquear y generar convulsión será detenida y procesada.” De las 5 personas detenidas 2 eran menores de edad, que finalmente fueron puestas en libertad, las otras tres continúan con el proceso abierto.
Represión policial
Ahora dicen los de K’ara K’ara se están quejando ¿por qué?, nosotros estamos quejando lo que es. El gobierno ha mandado policía a esta zona, avionetas de combate como si hubiera guerra”
(Vecinx de K’ara K’ara)
Los ataques policial-militares han sido igual de recurrentes que los arrestos. El último se dio en la madrugada del sábado 4 de julio, cerca de las 6 de la mañana, cuando empezaron a sobrevolar la zona avionetas y helicópteros, a lo que siguió una gasificación descomunal que llegó a permearse a los domicilios, y cerca a las 10 de la mañana un gran contingente policial intentó escoltar carros basureros para ingresar a la zona.
Mencionar que se está viviendo momentos de mucha incertidumbre y amedrentamiento en la zona sur, porque los vecinos del sector de K’ara K’ara han amanecido con el ruido de los helicópteros y avionetas, que estaban sobrevolando la zona. Han sido sorprendidos y gasificados por las fuerzas del orden. Han entrado gasificando las casas sin importar que habían niños, viejxs y recién nacidos. La gente ha tenido que salir de sus casas corriendo escapando, porque estaban con gases en las casas. Sorprende que haya plata y recursos para este tipo de operativos y no se atiendan las necesidades básicas como es el tema del agua, o la canasta familiar”
— Sostiene nuestra compañera que vive en el barrio contiguo.
Nos han tirado bombas al aire, vinieron como maleantes a atacarnos, dicen que somos maleantes, que pagamos, no somos maleantes, vivimos al día, necesitamos apoyo del pueblo. Este Murillo nos quiere matar, nos quiere hacer todo, eso no es justo, ¿quién nos quiere matar? ¡Policías y militares! y eso no está bien, a nuestras casas nos han botado gases nuestros hijos están durmiendo ¿eso está bien?”
— Grita una vecina tras la represión matutina.
Ante estos hechos las bases de lxs “autoconvocados” sacaron su denuncia:
Declaración en emergencia de vecinos de la Zona Sur
Ese hecho represivo se suma a varios intentos fallidos de desbloqueo y represión por parte de la policía. El manejo territorial, la topografía de la zona, y la radicalidad y violencia de lxs movilizadxs no ha permitido que ningunx de estos intentos se concrete. En esta oportunidad terminaron huyendo las fuerzas policías con destrozos físicos en sus autos y algunxs heridxs, aunque existen testimonios que aseguran tener pruebas de que fueron los mismos policías quienes destrozaron sus autos.
Ese mismo día, el 4 de julio, fueron detenidos por lxs “autoconvocados” 25 trabajadores de EMSA, y el 23 de junio un policía. Tras unas horas de arrestos en ambas oportunidades, todas estas personas fueron liberadas.
La amenaza parapolicial
En una anterior oportunidad se filtró un audio con la voz de Yassir Molina, líder del grupo parapolicial RJC, en el que socializaba tácticas con lenguaje especializado militar para una posible intervención en K’ara K’ara, además de publicar en sus redes amenazas con bazucas. En esta oportunidad se animaron a amenazar, para retractarse un par de horas después, con cortar el acceso al agua impidiendo la circulación de cisternas a la zona sur. Todo esto mientas se movilizaban por el centro de la ciudad con total impunidad.
* Al día de hoy, el bloqueo y la basura en las calles continúan, pese a que desde este lunes se instalaron mesas de diálogo con las autoridades locales, el ministerio de gobierno, responsable de los encarcelamientos, ha hecho oídos sordos. Al mismo tiempo, autoridades locales plantearon habilitar un “basurero temporal” en la zona agrícola y arqueológica de Cotapachi, Quillacollo, zona que a su vez ya ha manifestado su oposición.
Foto de portada: Chaski Clandestinx.