Mallku Kunturi es el Espíritu de las montañas. Lxs cóndores los cuales, desde las alturas que alcanzan, pueden ver horizonte tras horizonte, son parte inseparable de lo que somos, como muchas otras especies que están siendo eliminadas del planeta de manera muy cruel.
Autoridades informaron que en la Comunidad de Quebracho Blanco, sector de Laderas Norte, (departamento de Tarija), se hallaron que son 34 cóndores, cuatro jotes pala pala (aves carroñeras), cinco canes, una oveja, un carcancho y un chivo, todos muertxs producto del veneno que han consumido. No son solo cifras, ni estas muertes ni las otras producidas por feminicidios e infanticidios, porque lo que ha ocurrido es una catástrofe para toda una especie que, además, está en peligro de extinción. Porque, para comparar, como explican investigadores, por ejemplo, en Apolobamba al norte de La Paz, se ha calculado que la población de cóndores es de 78. Es más que una tragedia y algo que el término “biocidio” ya no alcanza a explicar: la muerte masiva, huevos y crías abandonadas y una agonía terrible.
Exigir justicia no es solo hallar al o los culpables, que es un acto que solo individualiza. Sino es algo colectivo: es comenzar a mostrar cómo funciona un sistema que se alimenta de la indiferencia y de la muerte, luchar por mostrar que cualquier acto de crueldad extrema como éste es un atentado contra la vida, contra ecosistemas dentro de los cuales todxs interdependemos. Es tiempo de recordar pues, de nuevo, que las empresas, los estados y los extractivismos también contaminan y provocan/permiten ecocidios.
El Mallku está ahora más que nunca en peligro de extinguirse y así habremos perdido otra parte fundamental de nosotrxs mismxs.