Dedicado a Marco Quispe, referente de la comunicación popular y desde abajo, que nos narró a través de escritos, y programas de radio, cómo se lucha y se vive en la ciudad de El Alto. Para traspasar y tumbar las estigmatizaciones imperantes en estos tiempos violentos: El Alto desde El Alto.
Por YaguaretéBalam
En medio de la guerra que vivimos, y cuando las estigmatizaciones atraviesan imaginarios y construyen odios al otrx, en ciudades que llevan en sus entrañas las relaciones colonialistas, recordaré a Marco Alberto Quispe Villca, periodista, comunicador, historiador, luchador y cronista de la ciudad de El Alto, ciudad que amó y de la cual nos narró sus vicisitudes, tristezas y su transición a Jach’a Marka, (Pueblo grande), a través de programas de radio, (Los Jach’as), y escritos diversos, además de participar en muchos proyectos destinados a impulsar la participación de la juventud y las mujeres alteñas.
El Alto no es una ciudad cualquiera, es el territorio construido por obra de sus propios habitantes. En este lugar el vecino tiene el orgullo de gritar y contar sus vivencias pues nadie como ellos tuvieron la dicha de construir su ciudad…
Escribía Marco, en “De Ch’usa Marka a Jach’a Marka, un valioso trabajo testimonial que publicó, pero, más allá, se sabía la historia de las zonas, conocía a lxs más antiguos habitantes de Altupata Marka, y siempre era un gusto recorrer sus calles y avenidas con él cuando íbamos a visitar la Radio Pachamama. Es importante apuntar que no solo nos dio a conocer El Alto a través de la palabra escrita, sino a través de su voz al aire, poniendo el cuerpo y la vida, cuando transmitió en directo por Radio Pachamama en octubre de 2003, la Guerra del Gas, desde las calles. El dramático sábado 11 de octubre de ese año, vio, vivió y emitió todo lo que ocurrió en el paso del ejército y el “Convoy de la Muerte” por la Avenida 6 de Marzo. Las ondas de radio con su voz al aire, en medio de sonidos de disparos de armas de fuego y gritos, son de las experiencias que nos han marcado la vida a toda las que fuimos nuevas generaciones de ese entonces
El 2004, cuando le conocí personalmente, en un evento recordatorio de la Guerra del Gas, reconocí su voz primero. Ese octubre, Radio Erbol y Radio Pachamama fueron las únicas emisoras que quedaron en pie y transmitiendo para toda la gente que nos hallábamos en una ciudad en rebelión. Hay un invaluable trabajo del periodismo y comunicación comprometidxs que amplificaron la voz de la gente que se organizó de manera subterránea, autónoma y masiva ese tiempo; fue una de las cosas que aprendí con una persona jovial, amable y abierta como Marco.
En todos los años de conocerle, aun con nuestras diferencias, es demasiado doloroso ver cómo se van nuestrxs hermanxs en este tiempo de pandemia y violencia, y, es más doloroso aún, no poder ir a decirle adiós en su nueva ruta. Sin embargo, puedo enviarle mi recordatorio: gracias Jach’a Jilata, por hacernos conocer El Alto desde El Alto. Desde la voz de la memoria, sigues transmitiendo.