Mayo llegó para la población boliviana con la noticia de que la cuarentena en sus modalidades total y rígida, se extendía dos semanas más, para luego ingresar, dependiendo el lugar y sus condiciones, a un modo más dinámico. Un duro golpe para toda aquella población que tras dos meses de confinamiento viene sintiendo en sus barrigas y bolsillos de manera dramática la implicación de estas determinaciones.
Paralelamente, al pasar de estos días, los casos de COVID-19 registrados en los datos oficiales vienen incrementándose de manera vertiginosa, llegando a pasar los 200 casos de nuevos contagios por día, y a superar, para el total, los 2831 y el centenar de fallecidos. Los reportes de contagios ya empiezan a llegar a más áreas no urbanas e incluso a cárceles, ingresando así a la etapa más sensible y difícil de la pandemia en nuestro territorio.
Con estas pulsaciones llegamos en seco a este fin de semana, a la expectativa de una posible flexibilización del encierro y la expansión de la enfermedad, cuando nos nockearon, una vez más, con la aplicación de medidas de orden que pretenden normalizar y estructurar el nuevo estado al que volveremos saliendo de este confinamiento.
1. Transgénicos
El viernes 8 de mayo, mediante un Decreto Supremo y de manera totalmente irregular y anticonstitucional, el gobierno daba paso a la autorización de procedimientos abreviados para la evaluación de uso de transgénicos para soya, maíz, trigo, algodón y caña de azúcar, tanto para el consumo como para la comercialización. Esta medida ya había sido anunciada días atrás, tras la reunión que tuvo el sector agroempresarial en Santa Cruz con el ministro de gobierno, sincronizado luego todo con la reciente designación de Oscar Ortiz, senador de la ultra derecha y ex representante de la CAINCO, como Ministro de Desarrollo Productivo y ahora también como “Superministro” de reactivación económica.
Si bien este paquete de saqueo agroindustrial representa el continuismo de los varios pactos que gobiernos a lo largo de estos 20 años, que han ido concesionando a las empresas multinacionales y a los llamados “Barones del oriente”, el estado ha encontrado en la pandemia y el encierro la oportunidad perfecta para aplicar desde decretos y sin posibilidad a replica medidas atentatorias de este tipo. La entrada de agrotóxicos a los campos agrícolas es una medida de colonización cuasi irreversible, y eso bien lo saben quienes pretenden aprovechar esta crisis para la consolidación del nuevo modelo productivo que vienen queriendo imponer.
2. Despliegue militar y policial
Que durante la pandemia, policías y militares tengan presencia en la mayoría de las ciudades del mundo y también en Bolivia no representa una novedad. La impunidad con la que se busca normalizar su presencia y su violencia inherente, es una de las calamidades del nuevo orden que vienen cocinando arriba, y más arriba.
La campaña de revalorización de estas fuerzas represivas se viene ejecutando, para este territorio, en una narrativa continua desde los conflictos de octubre y noviembre: para ese momento era el miedo al otrx el que los justificaba como redentores, ahora es el miedo al virus el que lo hace.
Si alguien ganó irrefutablemente de la guerra que sobrevivimos el año pasado fueron ellos, si alguien gozó de los beneficios del mal gobierno del MAS fueron ellos, si alguien ahora se encuentra en la cúspide del poder político y económico de este nuevo orden son otra vez ellos, y lo peor: bajo la venia de la población y la silenciosa y peligrosa normalización de su presencia en nuestras calles.
Así no será de mucha conmoción, que durante todo el día del sábado y domingo, camionetas, autos, tanquetas, avionetas y uniformados armados de fuerzas policiales y militares, recorrieron en despliegue masivo y desbordante las calles y los cielos, bajo diferentes intensidades, a lo largo de diversos barrios de las ciudades de Sucre, Cochabamba, La Paz, El Alto, y Trinidad (hasta donde hemos podido confirmar mediante reportes). Despliegue que se dio a raíz de la convocatoria que hiciesen simpatizantes del MAS a un petardazo y cacerolazo (y en algunos lugares bloqueo y movilización) pidiendo elecciones y en algunos lugares la flexibilización de la cuarentena.
(Video: despliegue militar en la ciudad de Trinidad (11 de mayo)
3. El resabio intolerante: hieren a un vecino en La Paz
Pero lo alarmante llega cuando la violencia no viene solo de los altos mandos. La internalización de control que la mayoría de la población viene asumiendo en esta época de encierro, sumado a la intolerancia latente dentro esta sociedad fracturada y polarizada, ha desembocado, una vez más, en la agresión de un “civil” a otro. El hecho se dio este domingo por la noche, en uno de los barrios más acomodados de la ciudad de La Paz, donde un joven fue herido por impacto de perdigones tras sumarse al llamado de cacerolazo, a causa de un disparo ejecutado por uno de sus vecinos que no estaba de acuerdo con la protesta.
Según lo acontecido, un vecino presente y amigo de la victima en testimonio, relata:
Había la convocatoria del petardazo y demás, porque creo que todos estamos cabreados de la toma de decisiones de este gobierno que nadie lo ha elegido que se hace decir de transición pero que en realidad al parecer se quiere perpetuar y estirar como sea su mandato, entonces yo no sé si ha sido tanto el apoyo hacia el MAS si no un repudio hacia lo que está pasando en la coyuntura (…). A las 7 ha empezado la gran bulla y aquí en mi barrio éramos tres casas nomas que hemos salido a hacer bulla, y entre esas casas era la casa de este amigo, que es un viejo vecino del barrio. Y en su casa hicieron reventar unos cuetillos, que ha hecho asustar a los perros de las cuadra y bueno los vecinos salieron a protestar, en eso alguien le dijo algo, yo justo estaba en mi puerta, y lo vi salir, y de la nada hemos empezado a escuchar discusión ahí en la calle, luego todo se calmó, y vi al agredido subir a su casa, pero tranquilo, y a los 15 minutos vi que su hermana publicó que le habían agredido y las fotos que han pasado (…). El informe médico dice impacto de proyectil, no especifica tipo de proyectil, cuando le hemos visto, era perdigón, no era totalmente redondito, era metálica, ha tenido dos impactos fuertes, por el pecho al lado derecho de su cuerpo”.
Vecino del barrio.
Este hecho de violencia e intolerencia contrasta con la solidaridad que desplegaron otros vecinos que acudieron en su auxilio, que pese a ser de otras tendencias políticas, “hasta se los podría considerar pititas”, según el relato.
La paradoja de todo esto – continua el testimonio- es que hoy es 10 de mayo, mi barrio se llama Urbanización Libertad, se llama así en conmemoración a la libertad de expresión, porque 10 de mayo se recuerda por el día de periodista y este barrio ha sido fundado por el sindicato de periodistas del periódico Presencia sobre todo… la cancha del barrio se llama Luis Espinal, y que triste que en el aniversario del barrio se practique la intolerancia de los propios vecinos.”
Vecino del barrio.
4. La libertad castigada
Y ya para terminar, este mencionado 10 de mayo, cuando se dictaminaría la zonificación ante posibles flexibilizaciones de la cuarentena, se socializó el Decreto Supremo 4231, aprobado ya el pasado 7 de mayo, que modifica el alcance de los decretos 4199 y 4200 según los cuales, bajo el argumento de evitar la “incertidumbre” y la “desinformación” en la población respecto a la emergencia sanitaria, el gobierno pretende coartar la libertad de expresión, sancionando y castigando cualquier información, difusión o manifestación “imprenta, escrita o artística” que considere amenaza, mentira o desinformación:
Las personas que inciten el incumplimiento del presente Decreto Supremo o difundan información de cualquier índole, sea en forma escrita, impresa, artística y/o por cualquier otro procedimiento que pongan en riesgo o afecten a la salud pública, generando incertidumbre en la población, serán pasibles a denuncias por la comisión de delitos tipificados en el Código Penal.
Con este lenguaje vago y criterios difusos el Ministerio Público y la Fiscalía se atribuyen la potestad de castigo a cualquier narrativa que considerasen “riesgosa”, de “incertidumbre o de cualquier índole”. Ante esta nueva arremetida lxs periodistas, en su día, se manifestaron alarmados, a lo que el ministro de la presidencia salió a decir que los periodistas no tendrían de que preocuparse ya que ellos se someten a la Ley de Imprenta, “quienes se deben cuidar son aquellos que a través de redes sociales quieren generar convulsión y enfrentar a bolivianos”. El terreno virtual ya ha sido campo de persecución estatal, los guerreros digitales y el montaje de casos bombas es un ejemplo de ello en el gobierno pasado, pero ahora en la brecha de esta crisis encuentra guarida para desplegar a sus anchas los alarmantes “patrullajes cibernéticos” y establecer un marco legal que lo penalice.
Si históricamente las crisis han servido para que desde arriba se apliquen medidas estructurales a las cuales la población no estaría de acuerdo en someterse, esta no es una excepción, más al contrario, es una de sus exacerbaciones más nefastas.
(Foto de portada: de las redes)