Investigador alerta sobre lo que implica para territorios indígenas y áreas protegidas el Plan de Uso de Suelos del Beni, aprobado en octubre de 2019, cuando era gobernador del Beni, Alex Ferrier, del Movimiento Al Socialismo; y promulgado durante el régimen de Añez el 6 de diciembre de 2019.
El biólogo e investigador independiente, Vincent Vos, en el marco de 2da. Asamblea Urgente por los bosques de Bolivia”, -organizada colectivamente y realizada vía virtual el jueves 30 de abril-, expuso un análisis del Plan de Uso de Suelos del Beni, (PLUS Beni), que fue finalmente promulgado a fines de 2019, y advirtió sobre los potenciales impactos económicos y sociales que un Plan de este carácter, implica para la conversión de bosques y amazonía en áreas de depredación para el agronegocio y ganadería extensiva.
El investigador señaló que el Plan de Uso de Suelo es un instrumento técnico normativo de ordenamiento territorial que delimita espacios geográficos y asigna uso al suelo. Sus objetivos supuestamente son los de garantizar el uso sostenible de suelos y recursos naturales. Sin embargo, el PLUS Beni, tendría varias falencias y defectos de inicio, entre los más importantes están el que no se lo dio a conocer ni siquiera a organizaciones como las indígenas, directamente afectadas por la normativa. Carece de precisión técnica en elementos claves y básicos como son las definiciones de “bosque” o “desmonte”, solo como un ejemplo, lo cual representa un grave problema al tratarse de un documento tan importante y que debería tener, por tanto, el adecuado sustento de investigación.
A la conflictiva aprobación de este Plan, se suma el que no ha tomado en cuenta los planes de manejo de áreas protegidas y a las comunidades de territorios indígenas. En este sentido, puntualiza Vos, el plan ha reducido el manejo de tierras a dos actividades centrales: la ganadería extensiva vacuna y la agricultura mecanizada, que considera solo a dos actores, sin incluir a poblaciones como la indígena, que no viven dentro estos modelos de “desarrollo”, y que, por el contrario, sufren sus consecuencias. El Plus promueve la monoproducción y descarta manejos y promoción de otras formas de manejo de bosques y sus recursos naturales, que sí los han tenido milenariamente los pueblos indígenas. La pesca y el turismo casi no figuran en el PLUS Beni, así como tampoco se toman en cuenta los sitios arqueológicos que abundan en la zona y que son registro de la memoria histórica de los habitantes del Beni y de todxs nosotrxs.
A la par, argumenta el investigador, esta reglamentación otorga permiso para el desmonte inclusive en áreas protegidas, lo cual está evidenciado en los mapas que muestra: las zonas que ahora son de bosque en la provincia Vaca Diez, se convertirán en tierras para agro-silvo-pastoril, lo que afectará directamente a la producción de castaña, una de las actividades más importantes del departamento.
La redacción del PLUS define que su objetivo oficial es garantizar el uso sostenible de los suelos pero a continuación afirma que se modificarán los “patrones tradicionales del lugar”, e impondrá un “nuevo sistema de desarrollo”, fiel a los intereses de la élite beniana, uno de cuyos representantes fue Alex Ferrier, terrateniente y ex gobernador del Beni por el MAS.
La exposición de Vos, muestra que el que se haya aprobado el PLUS Beni, ya durante el régimen de Añez, implica la continuidad de la visión para el Beni que tienen los grupos políticos y de élite que presionan para que se imponga este PLUS: “vacas, soya y eucalipto”, en palabras del expositor.
Si bien, señala Vos, la versión final del PLUS, incluyó algunas consideraciones sobre territorios indígenas, esto es insuficiente, ante la importancia de todas las áreas protegidas, muchas de las cuales aún no tienen reglamentación interna. Ya se está produciendo un fenómeno preocupante que es el de la sabanización de los bosques de la zona, que se agravará de concretarse lo que define el PLUS, además de que debemos tener en cuenta que el 2019, no solo se quemó la Chiquitanía, sino también ardió el Beni, y se vislumbran quemas más grandes este 2020 para la región beniana.
Pandemia, crisis de sistemas de salud y destrucción de ecosistemas
De todo lo expuesto en la presentación, advertimos elementos actuales fundamentales: que el sistema de salud es mucho más precario en el Beni, y en estos momentos de explosión en este departamento, de casos de COVID 19, se evidencia que la salud de los pueblos indígenas en Bolivia, así como de la población en general, pasa por un cumplimiento de la cuarentena, medidas de distanciamiento y exigencia de dotación de insumos básicos para centros de atención sanitaria, pero también está totalmente ligada al respeto e incentivo de formas de producción campesina indígena agroecológica, manejos sostenibles de bosques y bienes naturales, así como al respeto por territorios indígenas y áreas protegidas.
Permitir, como hizo el gobierno del MAS, a través de una serie de normativas, la consolidación y crecimiento de los sectores agrosoyeros, cañeros y de ganadería extensiva, implica atentar contra la seguridad alimentaria de las comunidades indígenas y de toda la población en general. Las recientes reuniones de las más grandes coaliciones del agronegocio con el régimen de Añez, en miras de ampliar el uso de semillas transgénicas de soya, muestran esto que hemos denominado el continuismo y profundización agroextractivista.
El tema es urgente, mientras en comunicado público la CIDOB orgánica anuncia la existencia de casos sospechos de COVID 19 en pueblos indígenas del Beni, el llamado por luchar frente a políticas impulsadas por estado y grupos económica, social y políticamente poderosos, es un imperativo para cuidar la salud de todxs.
¡Salud digna para todxs!
¡Respeto a los territorios indígenas!