La rabia que crece, la rabia que se transforma en un mar de deseos
Con los pies y una mitad del corazón en México y con la otra mitad y la pituitaria en Bolivia. De ambos lugares me inunda la emoción corporal de ser parte de una estrepitosa fuerza que ha unido a muchas mujeres heterogéneas, pluridiversas, de diferentes edades y realidades que alzan la voz contra la violencia patriarcal.