Allá, allá dentro muy bien adentro del paraiso escondido chapaco, corren coplas alegres de Pascualino, Edilberto y Marcelito, pa endulzar los oidos de sus mamas, ellas descanzan bajo los algarrobos de San Lorenzo, uno de los rincones de nieblinas Tariqueyeñas, despues de largas caminatas convocando a mas mujeres llegar a San Lorenzo para estar alertas ante la entrada de petroleros que rondan por los espacios de la reserva, en su afán de continuar con su mision delegada, la de explorar el area en busca del oro negro.
El miedo fluye por sus ojos, su silencio se medita entre el temor a la amenazada libertad con la que corren sus hijos por los rios bañados de grandes piedras, por las pampas extensas donde corre el sonido de campanas que portan sus ovejas.
Empero, ese miedo se transforma y curte en coraje, fuerza y voz que fluctua en forma de corriente hacia las voces de sus hijos, cuyas coplas corren entre vientos aun libres, con direccion hacia la piedra ombliguda de Motovi, para que la milagrosa provoque un diluvio que debore a los ambiciosos petroleros.