Llegamos a Puerto Tarumá, a unos minutos de Gundonovia, la puerta del Tipnis, ahí los autos de la gobernación del Beni habían bloqueado el camino y habían tapado sus oídos a los reclamos de la dirigencia orgánica del Tipnis y la de Amparo Carvajal, la presidenta de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia. Tuvimos que cargar unos 150 metros los alimentos y equipo que se usaría en el XXXII Encuentro de Corregidores del Tipnis hasta las canoas que estaban en las riberas del Rio Isiboro.
Estando aun a la espera de que más canoas vengan a recogernos, Cecilia Moyoviri, comunaria de San Ramoncito del Rio Ichoa, empezó a recoger la basura y las latas de cerveza que habían consumido los adeptos al gobierno. Otros hacían llamadas para asegurar algunos detalles de la venida de un comunario de Puerto San Lorenzo, que traería la gasolina y antiguos dirigentes de la CIDOB, CPIB y CPEM-B. La gasolina serviría para que las personas retornen a sus comunidades una vez terminada el encuentro.
Las canoas venían por nosotros. Los rumores eran más fuertes todavía: están militarizando la comunidad de Gundonovia, la puerta de ingreso al Tipnis.
Casi dos horas tardamos hasta llegar al Centro de Gestión, y la sorpresa fue agradable: las comunidades de base, sin consultar con la dirigencia, -porque ésta venía en la misma comisión que nosotros-, habían decidido bloquear el río. A primera vista flotaban bidones de aceite color rojo, se sostenían del alambre de púas que cruzaba de un extremo al otro el rio. Nos traían a la memoria algunas escenas de la resistencia indígena a la post-consulta, que el gobierno de Evo Morales trata de invisibilizar desde el año 2012[1].
El rio Isiboro había sido bloqueado; sin embargo las canoas y los deslizadores que iban al encuentro oficialista de la comunidad de San Pablo, podían pasar levantando levemente el motor para que las hélices no se rompan con el alambre. Estas canoas con regalos del gobierno para las comunidades que asistiesen a su encuentro, era una señal simbólica muy evidente de las prebendas que el gobierno y los comunarios estaban negociando su territorio.
Llegamos al encuentro orgánico el 25 de agosto, justo para compartir el almuerzo de la olla común. Las reuniones se habían programado y las comunidades asistentes se presentaban una a una. Acordaron que el otro dia empezaría temprano el encuentro.
LA FERTILIDAD DE LA RESISTENCIA EN EL TIPNIS.
Las reuniones previas del 25 de agosto, fueron interrumpidas por una comisión a la cabeza de los militares de la fuerza naval. Ellos traían consigo una chata (barco grande), y barcos pequeños con regalos que habían traído desde Trinidad. El encuentro los había llamado “La comisión de la prebenda” y decidieron que no pasarían hasta después de terminar el encuentro.
El comandante de la fuerza naval del departamento del Beni, se había comprometido a que ese barco no volvería a pasar. Con esas palabras y un abrazo a la dirigencia, se marcharon de regreso a la comunidad de Gundonovia.
La reflexión y las palabras volvían a brotar al interior del encuentro el sábado 25 de agosto. No podían creer que Domingo Nogales haya traicionado la confianza de las comunidades que lo habían elegido. La indignación era general y evidente.
Una voz del fondo se hace oír, todos y todas la miraron y escucharon en silencio, era la hermana de Domingo Nogales, (el ahora ex presidente de la sub central del Tipnis), quien dijo:
“…ahora en mi comunidad estamos nuevamente divididos por el gobierno, ya estábamos bien después de la resistencia a la consulta y otra vez este problema. Nuestro presidente (Domingo Nogales) que pusimos es débil, porque a él no le costó nada el territorio. Nuestros padres, los más viejos que fueron a la marcha, han ido jóvenes también, pero él no ha ido, no ha sufrido. Precisamente cuando a él lo pusieron a la dirigencia no cumplió el mandato que le dio el pueblo, entonces el fácilmente negoció el territorio. Él es mi hermano menor y yo no lo apoyo. La gente del gobierno, escoge a una persona y promete proyectos….son comprados pues por una cosita, por víveres. Mienten a los comunarios. Antes las cosas se decidían en un encuentro como este, la decisión era en conjunto y ahí se decidía, la política ha entrado y cada uno esta decidiendo nuestras cosas…. A mí me duele, nos duele a todos porque pensamos en nuestros hijos e hijas, para que tengan este territorio.
Las reflexiones y decisiones del encuentro duraron hasta la madrugada del otro día.
El domingo 27 de agosto de 2017, minutos después de empezar la nueva jornada del encuentro, los gritos desde el borde del rio se hacen oír: volvieron, los militares volvieron y están pasando. Todos y todas saltaron de sus asientos para ver qué pasaba. Una comunaria de San Ramoncito del Rio ichoa les advierte: ayer nos prometieron que no volverían, respeten nuestra reunión y la tranca que pusimos en el rio. El militar responde: estamos pasando a su territorio, y hace una señal con la mano, indicando que pasen.
Un deslizador se acerca a la tranca que está en el rio. Bajan tres indígenas del encuentro a las orillas del rio y siguen gritando a los militares que continuaban ingresando sin permiso:
-Oiga usted no entiende, venga a hablar con nosotros.
-Van a respetar a las autoridades de las comunidades o no van a respetar, dice un comunario de Nueva Lacea.
Un deslizador pasó sin hacer caso a las advertencias de lxs comunarixs. Los gritos eran cada vez más fuertes, la indignación también. Los militares continúan navegando sin hacer caso a las advertencias. Bajan a la orilla 5, 10, 20 indígenas, suben a sus canoas y se dirigen por el río para impedir que la prebenda gubernamental pase, y así hacerse respetar en su territorio. Son 7 indígenas que van en la primera canoa, con ellos va Moises, un yurakaré que en lugar de flecha lleva una cámara.
Un deslizador con militares a bordo acelera su motor e impacta contra la canoa. La indignación crece y parte una segunda canoa, son mujeres en su mayoría.
La primera canoa logra bloquear el paso a los militares y la segunda va en su apoyo. Logran que una “chata” con regalos gubernamentales encoste al frente.
La tercera canoa parte y yo voy filmando en la cuarta.
Conmigo van autoridades del Tipnis, veo atrás y la gente comienza a seguirnos. Ya no son cuatro canoas, son muchas más.
– Carajo fuera de aquí, el territorio se respeta, gritan todxs.
Pasamos a la primera canoa, allí está la primera barricada que bloquea el rio. Todos están parados apoyados de sus remos. Se suman más canoas, el bloqueo se fortalece. Las dos restantes chatas con prebendas se alejan un poco y los militares no tienen más que enfrentar la indignación de lxs indígenas. Los uniformados están ahí varados al medio del rio, confusos, desubicados, cansados, filmando y sacando fotos sin mirar cómo o a quien. Todos los milicos llevan chalecos salvavidas.
Un comunario de Nueva Vida del Rio Isiboro les escupe su rabia en la cara:
-Qué quieren con nosotros, qué quieren con nosotros. No conocen la constitución, siguen queriendo abusar, ¿Siguen queriendo hacer un Chaparinazo en nuestra propia casa[2]? Ustedes están acostumbrados a abusar de los pueblos indígenas. Apeguen sus barcos a la orilla. Díganle a Evo Morales que no nos siga abusando. Evo Morales será presidente, pero tiene que respetar nuestros derechos. No estamos en Chaparina, carajo.
Los militares ocultan su rostro y sus ojos no pueden ver a la cara del que les grita.
Delante de nosotros esta una canoa con Marqueza Teco, presidenta de la organización de mujeres del Tipnis e Hilario Noto, corregidor de la comunidad Villa Fátima. Hay cuatro militares delante de ellos, uno golpea en la cabeza a Hilario Noto, después jala de los cabellos a Marqueza. Los militares logran reducirlos y Marqueza saca un palo y golpea en las piernas al milico que los había agredido. Oigo gritos desde el frente, la rabia se apodera de todxs.
Muy cerca de ahí esta la primera chata con prebendas varada en el borde el rio. Los indígenas de la resistencia suben ahí e intentan golpear a los milicos. Uno, dos, tres canoazos contra los milicos. Estos se desesperan y aceleran su deslizador, se suben encima de la canoa que los estaba bloqueando y terminan volcándose. Hay milicos asustados flotando en el rio, un turril de gasolina y varios de sus equipos también.
En toda la confusión una chata con prebendas logra pasar por el frente, otra es intervenida por una canoa con mujeres indígenas de la resistencia a bordo.
Logramos dar una vuelta recorriendo por el rio y esto parece una zona de guerra. Hay turriles flotando, un deslizador hundiéndose y los gritos que persiguen la memoria de los reprimidos en Chaparina:
–No queremos verlos en nuestro territorio. Igual que en Chaparina querían hacernos, pero estamos en nuestra casa. Hasta donde vamos a llegar con los abusos y atropellos.
Una chata se acerca para remolcar el deslizador hundido, otra a recoger a los milicos que estaban flotando en el rio y toda la comisión de la prebenda regresa por donde vino.
El deslizador hundido remolcaba la chata más grande con regalos. Así que la chata se quedó varada en la orilla del rio. Voy, miro los regalos gubernamentales y encuentro: Picotas[3], palas, tenis, arrocillo, lana, algunas pelotas y cosas que están en cajones y no se pueden ver.
Hay dos comunarios del Tipnis que se quedaron, uno de ellos es guarda parques y éste es confrontado por Cecilia:
-Si tú has defendido nuestro territorio, pero hazlo con honor, no vendido, no comprado por esto que estas llevando, eso no lo necesitamos. Por años hemos vivido en el Tipnis y nuestra resistencia es la original, no estamos comprados.
Más adelante Marqueza, casi llorando, hace lo mismo con el otro comunario:
–… que hemos hecho para que nos traicionen, donde vas a ir a vivir, donde va ir a vivir tus hijos. Pasado mañana el gobierno te va a botar y nos vas a buscar a nosotros. Eso tiene que tomar en cuenta, ahora son muñecos del gobierno, pasado mañana los va a botar.
La chata se queda varada y la orden de la dirigencia sobre las prebendas es clara: nadie toca nada de aquí. Al día siguiente esa “chata” es llevada hasta Gundonovia. Aunque había voces y posibilidad de expropiar los “regalos estatales”, por segunda ves lxs indígenas de la resistencia rechazaban la prebenda.
De las reflexiones y decisiones del Encuentro de Corregidores
Luego de esta resistencia a los militares, ya en el encuentro, las palabras volvieron a fluir, se abrazaron y solidarizaron. Se tejieron nuevas alianzas, complicidades y una agenda de lucha por el territorio y la dignidad, no solo en el Tipnis, sino en otros territorios indígenas. La fuerza que tiene el Tipnis es increíble. Nos recuerdan siempre que la resistencia y lucha nunca se acaban. Mutan, se reconfiguran, pero están ahí, en nuestra memoria, en nuestra indignación, en nuestra rabia.
Desde sus bases, desde el rechazo a la amenaza y la prebenda, el gran Encuentro de Corregidorxs no pudo ser boicoteado. Se posesiono a la nueva dirigencia, se reeligieron a algunxs, y otrxs asumieron la responsabilidad de luchar por el Tipnis. Fabian Gil fue electo presidente de la Sub Central del Tipnis, Cecilia Moyobiri como vicepresidenta, Kelly Noza como secretaria de organización y economía, Marcos Maleca Teco como secretario de salud y educación, Roger Suarez Roca como secretario de tierra y territorio, Nemecio Noza como secretario de recursos naturales y medio ambiente. En la organización de mujeres, Marqueza Teco como presidenta y Adelaida Rocha Noza como vicepresidenta.
El encuentro les dio un mandato, el más importante: hacer cumplir el derecho a la libre determinación de los pueblos que habitan el Tipnis y defender la Casa Grande.
En las resoluciones finales desconocen a la CIDOB afín al gobierno central y se declaran en emergencia, movilización y resistencia permanente. Además solicitan una auditoria externa al proceso de consulta “previa” que llevó adelante el gobierno central el año 2012.
Aclaran también que los pueblos indígenas que habitan el Tipnis nunca solicitaron al gobierno central la anulación de la ley 180 de protección a ese territorio y rechazan la ley 969 que permite la construcción de la carretera por medio del Tipnis y permite también, el ingreso del sector privado a su territorio.
Los rumores sobre posibles detenciones y mandamientos de aprensión
El encuentro terminó y los comunarios tenían que volver a sus comunidades y la nueva dirigencia a la ciudad de Trinidad. Hay fuertes rumores de que habían detenido a comunarios de Gundonovia. Todo hasta ese momento es confuso. No sabíamos nada en concreto. No teníamos comunicación con nadie. La Asamblea de derechos humanos se había ido un día antes, el ex defensor del pueblo también.
Se barajan varias posibilidades. Las comunidades deciden acompañar a los dirigentes hasta pasar Gundonovia. Al final se decide que todos nos trasladaríamos a casa de uno de los nuevos dirigentes, la cual queda unos minutos antes de Gundonovia y a unos tres kilómetros de ahí había señal de teléfono móvil, de ahí nos comunicamos con la prensa y activistas en las ciudades. Nos confirman que la corregidora de Gundonovia Delsy Yujo y su padre, Modesto Yujo fueron detenidos y llevados a Trinidad por los milicos.
Hay avionetas sobrevolando muy, pero muy cerca de nosotros, no sabemos si es la prensa o los milicos. Nunca nos enteramos. Un contingente de milicos están aproximadamente a 150 metros de nosotros.
En la tarde, casi entrada la noche sale del monte un comunario de Gundonovia que había escapado por temor a que lo detengan. Está cansado y temeroso. Nos confirma que Delsy y su padre fueron llevados a Trinidad por los milicos.
Hubo rumores de que los militares nos detendrían a todos en Gundonovia. Hay deslizadores con militares a bordo que vienen a sacar fotos y vigilar a la comisión.
Ya era muy tarde para partir hacia Trinidad, así que decidimos quedarnos esa noche en el mismo sitio. En la noche hay abundante asado y baile.
En la mañana muy temprano todos desarman sus carpas y mosquiteros. La flotilla de la resistencia nos acompañaba hasta pasar Gundonovia. El sol salía rojo, lo que hacía más impresionante ver la cantidad de canoas llenas de gente y banderas flameantes del Tipnis. Todxs vivaban al Tipnis y se saludaban con las canoas ya en movimiento.
Hicimos una parada en una Gundonovia militarizada y comunarios temerosos de su presencia. Nos pasaron fotos y vídeos de como los militares tomaron esa comunidad, mataron tortugas y dispararon aves.
Nos siguen filmando, hay un silencio que invade a todxs. Hay deslizadores varados con sus motores encendidos a los dos costados del rio. El comunario que había escapado de Gundonovia va a traer sus cosas personales para continuar viaje. En eso los milicos ofrecen gasolina a un dirigente. Lo rechazan. Y la flotilla de la resistencia nos acompaña hasta Nueva Canaan, la comunidad vecina en el Tipnis.
Los rumores soplan fuerte: dicen que el gobierno espera a que se calme la situación en el Tipnis para ejecutar los mandamientos de aprehensión que hay contra algunos dirigentes y activistas-periodistas que fueron al encuentro de corregidores. Mientras tanto se grita: Viva el Tipnis, Makchama Evo, carajo!!
NOTAS:
[1] La resistencia indígena a la post consulta se dio después de que el gobierno boliviano firmara el contrato con la empresa brasilera OAS para la construcción de la carretera que partiría el corazón del Tipnis y dos marchas a la ciudad de La Paz. La resistencia fue férrea, el método común era bloquear los ríos para impedir que las brigadas de “consulteros” pudieran ingresar a las comunidades, ya que habían serias denuncias en torno a las irregularidades que dichas brigadas estaban cometiendo. La invisibilización de esta resistencia por parte del gobierno y sus medios de comunicación, se hizo evidente cuando comunarios de San Ramoncito del Rio Ichoa enfrentaron a la comisión de que encabezaba el ex ministro de la presidencia Juan Ramón Quintana y que causaran daños al helicóptero en el que iban. Esta noticia se dio a conocer en Bolivia gracias a los medios libres.
[2] El año 2011 en plena marcha indígenas, el gobierno boliviano interviene violentamente el campamento de los marchistas en el sector de Chaparina. El objetivo era desmovilizar y acabar con la marcha, no lo pudieron hacer y al contrario eso atrajo la solidaridad en la ciudades capitales.
[3] En ese sector del Tipnis no usan picotas porque no hay piedras.