(Beni, Bolivia) Este 5 de julio, una importante y simbólica caravana llamada “Caminata de reafirmación de nuestro derecho histórico sobre el área de bosque de Tsimanes”, será protagonizada por cinco pueblos indígenas. Partirán de San Ignacio de Moxos rumbo al Bosque de Tsimanes, lugar cuya defensa dio paso a la histórica Primera Marcha Indígena de 1990.
[soundcloud url=”https://api.soundcloud.com/tracks/331591797″ params=”auto_play=true&hide_related=false&show_comments=true&show_user=true&show_reposts=false&visual=true” width=”100%” height=”600″ iframe=”true” /]
Veintisiete años después de esta primera marcha, los pueblos indígenas a la cabeza de la Central de Pueblos Étnicos Mojeños del Beni, CPEMB, recorrerán las sendas milenarias, para reafirmar que éste es su territorio y que rechazan la resolución del INRA de 2010, que declara a estas ex-concesiones como área fiscal, propiedad del estado, y que, por tanto, puede ser otorgada a colonos y no así a las comunidades indígenas que habitan centenares de años esta región.
La senda histórica de la Primera Marcha Indígena de 1990: los buscadores de la Loma Santa ante el estado colonial
“El Cabildo se convirtió en plaza dominada por las autoridades y políticos de la ciudad, en un proveedor de votos y de bailarines a cambio de prebendas” (Wilder Molina, Somos creación dios, acaso no somos todos iguales…?, CIPCA-Fundación Tipnis, La Paz, 2011)
La primera marcha indígena de 1990, se gestó luego de todo un movimiento de indígenas que vivían en la ciudad de Trinidad así como en las comunidades. Como señala el investigador Wilder Molina, en esa época, el movimiento afrontó la cooptación que habían hecho los políticos, de las personas que participaban en el Cabildo Indígena en la capital del departamento de Beni; y los efectos del decreto neoliberal 21060, bajo el gobierno de Paz Estenssoro, con el cual se transformaba al Bosque de Tsimanes como área forestal aprovechada por iniciativas privadas.
La lucha de los pueblos indígenas en el Cabildo y como organizaciones, -las que fueron fundándose en la década de los 80 y principios de los 90-, tuvo que reunificar fuerzas autónomas e independientes de los partidos políticos, para poder responder a los abusos que por años, cometían los patrones que los contrataban como mano de obra explotable, y a las consecuencias del neoliberalismo en sus territorios.
La Primera Marcha Indígena, defendió el Bosque de Tsimanes, así como el derecho al territorio de los pueblos indígenas de tierras bajas.
El estado que en todos sus niveles, reproduce su relación colonial con los pueblos indígenas, fue y es parte del despojo territorial de éstos. Más de dos décadas después de la primera marcha indígena ¿cuál es la situación del Bosque de Tsimanes y de los pueblos indígenas en cuanto a sus organizaciones y sus territorios?
La resolución del INRA y el despojo de territorios
En 1986 el decreto supremo 21483, impulsado por el movimiento cívico beniano de ese entonces, permite que 579.000 hectáreas del Bosque de Tsimanes sean declaradas como bosque de producción permanente, que puede ser aprovechado como zona de explotación forestal, lo que dio paso a una descontrolada tala de árboles y serias afectaciones a los pueblos indígenas.
Sin embargo, según nos explica Adhemar Mole, dirigente máximo de la CPEMB, el decreto 22611 logrado con la Primera Marcha Indígena de 1990, si bien reconocía las concesiones madereras, establecía un artículo, que decía que al concluir el tiempo otorgado a dichas concesiones, este territorio iba a ser dotado a los pueblos indígenas de la zona.
Sin embargo, dentro de la actual lógica estatal “plurinacional”, esta región es declarada como tierra fiscal, en una resolución del 2010 del INRA, haciéndola susceptible a ser entregada a colonos/campesinos. Así el ahondamiento de las diferencias e incluso enfrentamientos entre campesinos e indígenas por causa de acciones legales y políticas gubernamentales, es ya un signo de estos últimos años.
El Bosque de Tsimanes ha sido codiciado por empresarios privados por ser uno de los bosques más ricos en especies maderables finas como la mara, lo cual provocó la invasión de madereros en los 80 apoyada por el estado. Ahora éste se apropia de dicho territorio.
Dentro la coyuntura actual, donde, de diferentes formas, se reproduce de nuevo la división y partidización de todas las organizaciones, comunidades e incluso familias indígenas, -impulsada esta vez por el gobierno, para concretar diversos proyectos extractivistas y de infraestructura-, si bien ya se habían movilizado desde el año pasado, es en mayo y junio de este año que las organizaciones indígenas de los territorios TIM, TIMI, la organización de Mujeres, y el pueblo Movima, hicieron diversas reuniones para tomar medidas ante la resolución del INRA.
Así como lucharon ante las medidas neoliberales de los 80, este año, las asambleas indígenas orgánicas decidieron que el 5 de julio los pueblos Mojeño ignaciano, Mojeño trinitario, Yuracaré, Movima y sobre todo el Tsimán, afectados por la mencionada resolución, caminarán de nuevo las antiguas rutas de los buscadores de la Loma Santa, -el lugar mítico donde las comunidades podrían vivir en paz y con abundancia-, defendiendo su territorio y la lucha de otras generaciones que en los 90 recorrieron más de 600 kilómetros a pie desde Trinidad a la ciudad de La Paz, protegiendo el Bosque de Tsimanes y la vida:
“…es por eso que nosotros estamos tomando esta iniciativa como CPEMB para poder hacer la defensa de este espacio en beneficio de los hermanos Tsimanes más que todo. […] Es conmovedor la caminata, porque la búsqueda de la Loma Santa la iniciaron nuestros abuelos hace casi medio siglo atrás […] pedir a nuestro pueblo boliviano que se solidarice con nosotros porque es una demanda que tienen nuestros hermanos indígenas desde antes del 90: Tierra, territorio y dignidad, eso no se negocia, y eso es lo que vamos a hacer respetar.
(Bibliografía consultada: Wilder Molina, Somos creación dios, acaso no somos todos iguales…?, CIPCA-Fundación Tipnis, La Paz, 2011)
DOCUMENTOS PRINCIPALES: